Nuestras costumbres

Hace unas semanas viví uno de los momentos más ¿estrambóticos (trambólikos)? en los Estados Unidos. Una chica iba en el shuttle (autobús de línea) con su perro, y había decidido sentar al perro a su lado, en el asiento de al lado. Sí. Mi sorpresa fue en aumento cuando leí justo encima del asiento donde estaba sentado el susodicho ente: “reserve este asiento para personas minusválidas o para personas mayores” (en inglés). Vale. Después de esto creí que no volvería a ver nada más sorprendente en el shuttle. Pero hoy ha sucedido.

Siete y cuarto de la mañana, west express shuttle. Una chica está tomando su desayuno en el autobús. Literalmente. Lleva uno de esos vaso-cuenco de plástico de 50 centavos en Wallmart y está comiendose su yogur con cereales. Cuando acaba (acaba muy rápido) le pide a su amiga que le meta la cuchara en una de esas bolsitas de abre y cierre fácil (que las mamás americanas deben de adorar) y que la guarde en la mochila. A los tres minutos sube un chico al bus. El chico lleva en sus manos un plato de plástico con una waffle (algo así como un gofre, constituye el típico desayuno-merienda americano) con sirope y está ahí, terminando su desayuno de pie en el bus con un plato de plástico, tan pancho.

En seguida me doy cuenta de que la mayoría en el bus, incluida yo, llevamos nuestro termo portable (super mono, claro) de café. Un termo portable enorme lleno de café-aguachirri de m****a.  Y pienso en cómo tomamos el café en España. Cómo pasamos las horas (exageración andaluza) en la cafetería o en el bar de la esquina tomando ese café diminuto en un vasito de cristal. Tenemos mañana para acabar ese diminuto café (café café, de verdad). Hay para rato.

Y pienso en lo guay que podemos parecer en España si seguimos estas costumbres, cada vez es más frecuente, vete a la biblioteca de la UMA. Y pienso en lo gilipollas que podemos ser los españoles. Lo de Halloween (esa es otra, desde el 1 de octubre todo USA es Halloween hasta que llegue el puñetero 31 de octubre), lo de Halloween es aceptable, que los niños españoles se vistan de muertos y calabazas, vale. Pero sigamos con nuestro cafecito toda la mañana, por favor -porque cuando regrese es lo primero que quiero hacer